Bienvenidos todos y todas

David Majano tiene el agrado de recibirlos en Plural, un espacio dedicado a la divulgación de literaturas contemporáneas. En este blog encontrarás mis propios textos poéticos así como aquéllos provenientes de otros autores y autoras convocados por Plural. Puedes comunicarte con este espacio dedicado a la palabra a través del correo guillotinapoetica@gmail.com
Plural opera en la Ciudad de Guatemala desde Latinoamérica para el mundo.

Luna

(d.majano)

Anoche
te encontré
azul
en el vaho
flotante
de la soledad.

Fija
descubrí
tu mirada
en la ventana,
en el cristal,
como tímida
caricia
como leve
reflejo de sal.

El Salvador combativo

(d.majano)

Tu pequeña sombra
rumor de victoria
tu historia en mis ojos
tu sangre a torrente
por mis venas
vecino de mi mismo
frontera y cadenas.

Dos frentes
una guerra
mi piel abierta
al rojo destino
en tus brazos la era
tus hijos
en el nuevo camino.

Mi nombre en tu oriente
tu grito envolvente
en combativo anuncio:
"crujen los huesos
inerte el enemigo".

Enciende una vela
junto al cadáver azul
seguiremos el rastro
de la luz
de la gloria
consagrando la unidad
de los pueblos
por la victoria.

Lirios

(d.majano)

Ebrios sentidos de barniz
pintan expresiones estelares
manos antropófagas ancestrales
extravían monumentales poemas
en la noche dedicada al abandono.

La muerte ensaya otro verbo
succiona las sombras solitarias
esgrime provocativa las sabanas,
abraza el viento amargo.
Jinetes jadean desnudos
en el túnel flamante
repartiendo invictos
esqueletos humanos
sobre el revolver espinal.

Relámpagos descalzos
minan las barbas
del recuerdo ensartado
al tallo vibrante
de la apolillada vida de los lirios.

Ojos tejedores

(d.majano)

Tus ojos
son dos pajaros
que tejen el viento,
sin miedo
al miedo del monstruo
del sueño mortal.
Veloces, pacientes
abren el camino
a la victoria,
tejiendo liberación
del arado y el sudor;
trazan con sangre
la dignidad
del herido suelo
mientras besan el sol.

Somos

(d.majano)

Somos la piedra
que el "progreso" pateó
a la orilla del camino.

Somos los visitantes
mal atendidos
en nuestra propia casa.

Somos el árbol
que llena de palabras
el río disfrazado de poema.

Somos el viejo fusil
de nuestros abuelos
que quiere dejar de ser fusil.

Somos la voz
que corre por el viento
llamando a la unidad de los pueblos.

Somos los desposeídos
somos la promesa
somos el nuevo hombre
somos el futuro.

Tiempo

(d.majano)

Corre el tiempo,
se dirige al mar
en donde todas
las mañanas
se lava la cara
el sol,
enciende la lampara
y escarba la tierra
hasta encontrar un poema.
La daga celeste,
un escenario de papel,
acude a la historia,
se mece en las copas
de los árboles,
busca el rumor
de la selva,
la calma yace en sus ojos
y solo transcurre.
Lleno de gloria,
a la raza humana
sopla en la frente,
mueve la vida,
cambia el orden.

4/10/08

(d.volpe)

Hoy vino
con las botas
manchadas de sangre
Me gustó su olor
me distraje
y me llené de él
Mi lápiz se cayó
sobre tu sangre
se pegó, se derritió
se hizo uno
con tu dolor.

Yo pregunto...

(d.majano)

¿Cómo bajo la negra y tormentosa
noche de invierno
el sueño propone colores?

¿Cómo los primeros
acaban
donde comienzan los últimos?

¿Cómo pueden
resonar en mis oídos
las traviesas voces arcaicas
desde su escondrijo el pasado?

¿Cómo la vida
puede discriminar al hombre
mientras la muerte
no profesa discriminación alguna?

¿Cómo la dulzura
trae consigo a la muerte
y la amargura
el apego a la vida?

¿Cómo se puede justificar
la tiranía del hombre
disfrazado de virtuoso
al notar su impotencia
por abarcar el poder?

¿Cómo se puede predicar
en favor de la vida
y al mismo tiempo
tener potestad
sobre la vida
de la humanidad entera?

¡¿Cómo?!

La voz más alta

(f.garzaro)

La poesía brotó
conforme el germen
encontró derrotero
en las estrellas
cuando al animal le nació
desearse
quizás en el instante
en el momento súbito
en el encuentro
de tocar la cálida piel
qué decir
entonces
hubo poesía
en el estrépito de los aceros
muriendo en el dolor
en el placer
amando por la vida
guareciendo su morada
lejos
en la espada
en la metralla
en la vía láctea.

(La voz más alta
la que funde el acero
en la palabra veloz
la tormenta
el grito mayor
de la muerte
de la vida
la misma
la brillante luz
la que nadie
nunca podrá
jamás
acallar).

Caído

(f.garzaro)

Con resonancia extraña
qué veloz llueve
la fatal
ojiva.

Qué nutrida
baja frecuencia
de tonos
hilvana
el encuentro
del hierro y la carne;

Al momento
la vida se distancia
saludando al fuego
cuando llega
sin cantos
la trepidante
estampida
de muerte
y el atabal anuncia
el rojo río en el pecho;

Llega
entonces
el soplo
el instante
el derrame;

Gota a gota
expira la vida
sus alcances
de estrella;

En el despertar mortuorio
la montaña cae
de burces
encima,
sobre los párpados
transparentes
del derrumbado;

Lejanos
cantos
terráqueos
de pájaros
aéreos
envuelven
amorosamente
al pasajero,
al guerrero
del tiempo
devorado
por la historia;

Queda entonces
pintada en rojo
la verde floresta;
un puño de libélulas
erráticas,
de dulces abejas inocentes
se derrama,
sobrevuela
la vida inerte,
el amado cuerpo
del caído
en la sierra.

Tristeza

(d.Majano)

Así que has vuelto.
Elegiste un buen momento.
Esperaba al viento,
pero,
me encontré contigo.

Los cabellos grises del horizonte
pululan en el fondo de mis pupilas.

Ya no importa la luz del sol
madrugal
¡Ya no!

El alba de las tristezas
cae sobre todas las cosas.

La mañana es la nada.

La soledad piensa
en su lluvia amarga.

La memoria.

La risa.

Tú ríes.

tú recuerdas.

Te trajo a rastras
el cierzo.

Pues, aquí estoy,
canta,
clausura mis ojos
con tu sombra,
con tus ojos,
con tu niebla,
con tus lluvias,
con tu ternura,
con tu tristeza,
con tu sueño,
con tu tortura.

Piensas... existes
¡Soy tu piel!

¡Canta torogoz!

(d.majano)

Canta compañero torogoz
quítame la tristeza del pecho
aléjame de la noche y su silencio
llévame junto a tu árbol
píensame en la seriedad del río

Tus breves cánticos
me encuentran en la lejanía
yo sigo clavado ante un café
mis órganos son un torbellino
a mi cabello le salen pelos
el mundo yace apuñalado
sugiere corazón puño y cerebro

Pies paralizados
en medio de la vida
moribundo lucho por no morir
flotando inoportuno
entre tus melodías
rasgas mis venas
confiscando mi pequeñez
escapando de esta manera
el grito que agita la noche